En espera de las estadísticas de 2.015 que saldrán publicadas en breve, dado que este fenómeno se repite año tras año, y por encontrarnos en época estival, trataremos el tema del divorcio a la vuelta de las vacaciones, y nos hacemos eco de un artículo publicado por Carolina García el 25 de Julio de 2014 en la web WWW.ELPAIS.COM bajo el título “Pautas para que el verano no acabe en divorcio», cuyo contenido analizamos en esta entrada.
Según este artículo no muchas relaciones superan la convivencia de la pareja durante las 24 horas del día, motivo por el que a la vuelta de vacaciones se produce un repunte en el número de consultas y planteamientos de divorcios, hecho que podemos corroborar según nuestra experiencia profesional.
De hecho en época estival es cuando se registran más rupturas –el 28% del total, según datos de septiembre de 2013, del Instituto Nacional de Estadística (INE)–, superando incluso los índices de divorcios producidos tras la Navidad y la Semana Santa.
El mayor número de divorcios tuvo lugar entre parejas con edades comprendidas entre los 40 y 49 años, habiendo aumentado los índices de ruptura conyugal durante el año 2014 en un 5,6%, llegando a sobre pasar los 100.000 divorcios en ese año.
El divorcio se legalizó en España en 1981 y somos el tercer país con más separaciones legales de la Unión Europea; Aunque también es verdad que somos los que más tiempo permanecemos casados antes de dicha separación, más de 15 años de media, según el INE.
Pero para comprender el fenómeno del divorcio postvacacional debemos tener presente que las vacaciones significan dejar de lado las costumbres del día a día, la rutina, y nos obliga a pasar más tiempo en pareja y con los hijos. Si durante el invierno las parejas llevan vidas rutinarias y generalmente por separado, al llegar el verano y las vacaciones pasan más tiempo juntos, por lo que las fricciones, las discusiones y los conflictos se disparan. Tenemos que reaprender a vivir juntos y, a veces, el roce no hace precisamente el cariño.
Además hay que añadir el hándicap de las nuevas obligaciones y la tensión generada por el cuidado de los hijos, ya que estos también están de vacaciones, a lo que se puede adicionar la estancia con la familia política, con la que generalmente se coincide en una segunda residencia familiar. El aumento de la tensión en la pareja y los desencuentros genera un nuevo período de estrés tras el cual la balanza puede inclinarse hacia la decisión de divorciarse.
Las pautas para que el amor sobreviva al verano, según el artículo mencionado, son las siguientes:
- La planificación. Tener claro lo que vamos a hacer durante las vacaciones es una buena herramienta de control. Sobre todo para evitar discusiones tan comunes como a qué hora levantarse, qué comer o cuándo ir a la playa.
- Reparto de tareas. Es la mejor forma de saber qué tiene que hacer quién y evitar el conflicto.
- Generosidad. Comunicación positiva a la hora de ceder. Entender los gustos de cada uno e intentar complacerse mutuamente. Por ejemplo: “Un trato: hoy vamos a ver el fútbol al irlandés y mañana con los niños a la playa”.
- Dedicarse tiempo. Aunque se viaje con hijos. Es importante sentir que aún se es parte de un todo. “Lo mejor es hacer actividades juntos y alternarlas con tiempos para cada uno”, propone Martínez. Por ejemplo, hacer una escapada juntos o reservarse un rato al día pueden ser buenos métodos. Propóngase hacer estas actividades vivas e intensas.
- Diálogo. Crear entornos de afecto, de escucha activa y en los que se puede hablar sin prejuicios.
- Disfrutar de las vacaciones. Sobre todo hay que recordar que el verano está para descansar y no para discutir.
Esperamos que toméis nota y sepáis de ahora en adelante aprovechar el período vacacional para descansar y disfrutar de la pareja.
En otro caso podemos asesorarte sobre los pasos a tomar para plantear el divorcio, desde el cese de la convivencia, hasta la extinción del matrimonio incluso con liquidación del régimen económico matrimonial, incluyendo cuestiones relacionadas con el domicilio, guarda y custodia de los hijos menores a cargo del padre o de la madre, reclamación de la pensión compensatoria o de alimentos, uso y disfrute de los bienes comunes, etcétera.
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marzo 16, 2017
JUAN VICENTE DIJO LO SIGUIENTE:
Fui Director de Hotel durante muchos años hasta mi jubilación y en todo este tiempo he visto casi de todos en las relaciones de parejas o matrimonios durante sus vacaciones.
El caso es que sus vidas cotidianas en casa, bien sea por motivos laborales o familiares, las parejas comparten poco tiempo y suelen ocultarse ciertas conductas que quedan en el olvido por un tiempo.
Pero cuando esas parejas o matrimonios salen de vacaciones y pasan al menos 15 dias juntos, es cuando salen a la superficie sus problemas y las discusiones son casi a diario.
Y es que no es lo mismo estar juntos 8 horas al dia que estar juntos las 24 horas del dia y entonces descubren facetas de sus parejas que en la vida cotidiana desconocían.
He oído muchas veces » Pero tú no eras asi en casa «, » Por qué te comportas asi si en casa estabas mas tranquilo ?, etc.etc. y en casos graves las discusiones terminan en agresiones.
Se puede disimular algunas formas de ser durante 8 horas, pero no durante las 24 horas del dia, y claro, ,pasa lo que pasa…..
marzo 16, 2017
GRACIAS JUAN VICENTE POR SU COMENTARIO. TIENE TODA LA RAZON, EN UN HOTEL SE VEN MUCHAS COSAS, DESDE AMORES APASIONADOS HASTA SONADOS DESAMORES. Y NUESTRO TRABAJO CONSISTE EN ASESORAR TANTO A ENAMORADOS COMO A DESENAMORADOS POR LO QUE TAMBIÉN VEMOS DE TODO EN EL DESPACHO.
PRECISAMENTE UN AMIGO DE LA FAMILIA – ANTONIO M. CONTRERAS JIMENEZ – ACABA DE PUBLICAR UN LIBRO CONTANDO ANÉCDOTAS DE LOS HOTELES. COMO PUEDE INTERESARLE SE LO RECOMIENDO; SU TÍTULO: «CIEN SONRISAS DE CINCO ESTRELLAS: ANECDOTARIO HOSTELERO Y OTRAS CURIOSIDADES».
UN SALUDO